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Batatas de confianza

El peligroso oficio del humorista gráfico en la política

En el oficio de humorista gráfico, al lgual que en la mayoría, todo va bien hasta que algo se jode.

La cosa se complica si el dibujante en cuestión es parte de alguna tendencia política.

En mi caso se complica aún más porque tuve un profesor de español en noveno grado que me enseñó a llamar las cosas usando la palabra que mejor las describe y no la que mejor esconde lo que uno se propone describir.

Mi maestro de español de noveno grado se llama José Luis Ramos, creo que ahora enseña en la Universidad.

Hace ya algunos años me surgió la idea de dibujar caricaturas para participar en el debate público. Algo así como un comentarista de los de radio, pero en este caso, con una viñeta política sobre lo que estuviera sucediendo y enviarla por Internet a una lista de correos electrónicos que ahora tiene dos mil y pico de suscriptores que es www.planetakike.com.

Cuando comencé esto no imaginaba lo complicado que resultaría el proyecto.

A nadie tenemos que explicarle  que la política en nuestro país es dinámica, muy dinámica. Pasan muchas cosas todos los días.

Y temprano trato de leer la prensa, escuchar los programas de opinión para tener una idea del sabor y el tema del dibujo que será hecho para acusar, reflexionar, señalar, insinuar, hostigar y no sé qué otra cosa decir sobre “para qué” hago caricatura política. Lo que yo puedo garantizar es que no soy masajista gráfico.

El misterio de la cosa para mi es hacer un dibujo que diga la verdad en algún sentido. La mayor parte de las veces lo hago usando metáforas.

Y hasta ahí todo sigue bien.

Pero de vez en cuando en la lectura mañanera uno se encuentra cosas que encuentro cuestionables, pero de la gente de la tendencia política que uno comparte.

Y ahí se le entorcha el rabo a la puerca. ¿Qué se supone que uno haga? Bueno, vamos a ver cuáles son las posibilidades:

¿Callarlo?

¿Hablarlo?

¿Escribirlo?

¿Dibujarlo?

Francamente he tratado de caminar en esa fina raya sin pisarle cayos a mis compañeros independentistas. Pero  no veo nada malo en dibujar y expresar en artículos y dibujos mi opinión aunque sea contraria a la de tal o mas cual.

En cuanto a si el estilo de decir algo es respetuoso o no ¿quién determina eso? Si las cosas llegan al punto de tener uno que escoger entre decir lo que cree o ser respetuoso, francamente prefiero decir lo que creo hablando o dibujando.

Después de todo, de mentiras está lleno todo el país y no creo que un poco de franqueza nos venga mal a todos.